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OPINIÓN

Liderazgo político, entre la autenticidad y la bufonería

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El 23 de mayo pasado, la alcaldesa de Hermosillo informó en sus redes sociales que dio positivo a COVID 19 y que se encontraba resguardada en su casa.

Célida López Cárdenas escribió en Twitter que la Gobernadora Claudia Pavlovich le había avisado que el resultado de su prueba COVID-19 haía salido positivo, por lo que atendería los protocolos de resguardo, y seguiría desde casa trabajando.

La mayoría de mensajes que recibió como respuesta a esa primera publicación en Twitter eran positivos. Prácticamente en todos, los usuarios le deseaban mucha salud y se solidarizaban ante la situación de vulnerabilidad que presentaba la alcaldesa por haberse contagiado de coronavirus.

Y no es para menos. Hoy el país completo tiene referencias muy claras del daño que ha generado el COVID 19 en México y en el mundo, incluso en Sonora y Hermosillo, muchas personas se han solidarizado con aquellos que han dado positivo o que han perdido a algún familiar a causa de este virus tan altamente contagiable y letal.

Sin embargo, en una segunda prueba, Célida López informó que había salido negativa. El 27 de mayo, cuatro días después, la Presidenta Municipal anunciaba que tenía una segunda prueba y había resultado negativa, por lo que ahora solo faltaba esperar 10 días más y hacerse la prueba de anticuerpos.

Antes de continuar con este análisis, quiero expresar mis deseos sinceros de pronta recuperación para la alcaldesa, para que pronto esté de regreso en sus actividades diarias al frente del municipio.

La incredulidad del negativo de Covid en Célida

Ahora bien, algo ocurrió con ese segundo mensaje de Célida cuando informaba sobre su segunda prueba en negativo. A la alcaldesa le llovieron mensajes tanto positivos como negativos. Los positivos compartían su alegría y le deseaban buenas noticias, pero los negativos dejaban ver un alto contenido de incredulidad en la Presidenta Municipal.

Una usuaria le respondió que no se molestara en dar explicaciones porque nadie le había creído desde un principio. Otro tuitero cuestionaba que las pruebas del ISSTESON podían salir erróneas, y expresaba que como alcaldesa de Hermosillo era patética su situación. Otros más ironizaban sobre la “pronta recuperación” de Célida y otros más agresivos la insultaban como falsa propagandista.

Fue tanta la conversación y dudas que generó, que la alcaldesa colgó en su cuenta de Facebook una explicación de un neumólogo que hacía una explicación detallada sobre el por qué una segunda prueba podría salir negativa. Aquí no explicaremos las cuestiones médicas porque no somos especialistas en eso, sin embargo, sí debemos desmenuzar la razón del por qué Célida tuvo que poner a un neumólogo a explicar sus resultados.

¿Qué pasó? ¿Por qué la alcaldesa Célida López generó tanta conversación negativa sobre su situación de salud respecto a su segunda prueba negativa de COVID 19? ¿Qué emociones generó entre los hermosillenses?

Desde su campaña como candidata a la Presidencia Municipal de Hermosillo, Célida se ha caracterizado por ser una política auténtica. Demasiado auténtica, dirán algunos. Su lenguaje es muy coloquial e incluso, en ocasiones ha llegado a utilizar palabras que no estamos acostumbrados a escuchar en el discurso político y público.

A lo largo de estos dos años como alcaldesa, Célida ha consolidado un estilo de liderazgo muy particular que no se parece en lo absoluto al liderazgo de ningún otro político o política sonorense en los últimos diez años. Esa autenticidad le ha generado aprobación con un sector de hermosillenses que reconocen su forma de comunicarse de manera sencilla y transparente, sin embargo, otro segmento más conservador la rechaza tajantemente y la critican por su estilo y vocabulario.

El humor en la política

Durante la pandemia, la hemos visto generar varios clips en video que buscaban generar empatía con los hermosillenses a través de las redes sociales. En una ocasión “compuso” una canción y la cantó al son de una guitarra desafinada. Luego respondió un video de un influencer que entre broma y broma, jugaba con las medidas que impuso el municipio para evitar las fiestas y concentraciones de personas. Célida buscaba conectar con los ciudadanos a través del humor y haciendo uso de las nuevas tecnologías.

Esta táctica le valió convertirse en decenas de memes que se hicieron virales en redes sociales, así como de muchos stickers que pronto se compartieron a través de whatsapp. Su mensaje seguramente llegó a muchísimos ciudadanos gracias al toque humorístico que le imprimió y a la fácil propagación de los contenidos a través del internet. 

Los líderes auténticos son por lo general eficaces, son consientes de sí mismos y son fuente de inspiración para los demás. Su comportamiento genera confianza en las bases, y hoy la confianza es un valor intangible que escasea en el ejercicio de la política. Los líderes auténticos defienden a su gente y buscan desafiar el orden preestablecido de las sociedades. De la misma manera, saben que su autenticidad puede generarles errores comunicacionales que pueden convertirse en errores políticos.

El riesgo de ser auténtico es latente, pero si no se busca la autenticidad, difícilmente se podrá diferenciar del resto de los políticos tradicionales que hoy por hoy han sido desplazados en esta nueva etapa de la vida democrática de nuestro país.

Sin embargo, es importante señalar y reiterar que los liderazgos auténticos también tienen riesgos que los pueden llevar a equivocarse con frecuencia y a transmitir valores que no son los que verdaderamente desean transmitir.

Del líder auténtico al auténtico bufón

En la antigüedad, en la corte de algunos reyes los bufones hacían reír a las altas esferas de la monarquía, e incluso, en algunos casos eran los únicos que podían llevar la contraria al mismísimo Rey. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define al bufón como “Personaje cómico encargado de divertir a reyes y cortesanos con chocarrerías y gestos”.

En la actualidad, llevar al extremo la autenticidad en la política, puede correr el riesgo de traspasar la delgada línea entre ser auténtico y ser bufón. Por eso es importante conocer esos límites y saber que al cruzarlos, los líderes pueden llegar a convertirse en auténticos payasos cuya credibilidad y confianza puede verse mermada en unos minutos.

Es indispensable entender que tan nocivo es el formalismo de antaño del que estamos cansados por rayar en lo aburrido, como el otro lado de la moneda al que nos hemos movido por los nuevos hábitos de consumo de las audiencias, es decir, al humor excesivo o la comunicación fácil y simplona. Encontrar el punto medio entre el liderazgo auténtico y la responsabilidad pública es la clave que logrará el éxito con sus audiencias meta.

Para terminar, cerraré con una cita de la Escuela de Liderazgo de Negocios de Harvard, que describe sobre El Líder Enfocado: “Ser auténtico es ser la misma persona para los demás que para ti mismo. En parte, esto implica prestar atención a lo que otros piensan de ti, particularmente a las personas cuyas opiniones estimas y que serán francos en su feedback”.

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