En una decisión que se había tomado desde hace tiempo desde que se logró controlar la pandemia en todo el territorio de China, la ciudad de Wuhan, en donde se registró el primer caso de COVID-19, dio por finalizado el aislamiento obligatorio y miles de empleados salieron a las calles.
Luego de dos meses desde que se tomó la medida, se volvieron a ver trenes repletos de pasajeros que arribaron a la región del oeste del país, teniendo en cuenta que en otras provincias ya se volvió a la normalidad con la confirmación de que el brote fue controlado por las autoridades sanitarias.
Wuhan fue aislada totalmente en enero y se prohibió a los residentes abandonaran la ciudad, así como también se implementaron bloqueos de rutas, tanto terrestres como aéreas, y restricciones a la vida cotidiana. Ahora, facilitaron las reglas para permitir que las personas ingresen a la ciudad con transportes reservados días de anticipación.
Por otro lado, las restricciones a los residentes que salgan de Wuhan no se levantarán hasta el 8 de abril, cuando el aeropuerto también se reabrirá para vuelos nacionales. La ciudad que cuenta con 11 millones de habitantes suele tener un tránsito aéreo constante por razones económicas.
Mientras se resuelven las últimas semanas de control del coronaviurs, el gobierno local impuso una normativa para todos los ciudadanos, quienes tienen que mostrar un código verde en una aplicación del teléfono, lo que significa que estaban sanos.
Mientras Europa y Estados Unidos se convierten en el epicentro de la pandemia, en China ya los números bajaron y se controlaron. Aún así, se produjeron 81.999 contagios y 3.299 muertes por esta enfermedad: la gran mayoría de los casos se dieron en Hubei, la provincia que tiene a Wuhan como capital.