Sin duda, una de las épocas que la sociedad mexicana y el sector político, en específico, desean sepultar en lo inmemorable, es el de la administración insostenible y violenta, del Gobierno Panista de Calderón (2006-2012).
Entender la descomposición del tejido social que hoy consume a México, requiere y obliga a remontarnos al mandato del panista Felipe Calderón Hinojosa; El Presidente en turno, que llevó de la mano, al país, a una innecesaria “Guerra contra el narcotráfico”. Años plagados de desapariciones forzadas, levantamientos, ejecuciones y ,sobre todo, una época donde cientos de miles de jóvenes fueron dejados a la suerte de las drogas y la delincuencia organizada.
“Ya no estoy aquí” es la nueva cinta de Fernando Frías. Una radiografía de la violencia en México. Sin miedo a la represalia, la censura y exponiendo la verdad, aborda desde la vida de Ulises (el personaje principal), el reflejo de los olvidados, los abandonados y marginados; Con un salto al pasado, visibiliza la degradación social de los desplazados forzados por el narco, el reclutamiento forzado por la falta de oportunidades, el consumo de drogas y, no menos importante, la discriminación étnico-racial a la que se enfrentan los paisanos migrantes.
Capaz de reflejar la pertenencia y la necesidad identitaria de los jóvenes, que comparten olores, gustos y expresiones lingüísticas, que convergen en espacios, barrios y viviendas; todos los jóvenes, de clase media baja, en el país, comparten una identidad en particular, la de la violencia.
Al ritmo de los ballenatos, las cumbias, el sonidero y la violencia, “Ya no estoy aquí” conduce al espectador, a reflexionar que tampoco está acá, ni estará allá, está donde ha sido obligado a estar y condenando a vivir.