Aprovechando que nos encontramos celebrando las festividades de los muertos, recordemos con asombro las decisiones que se han venido tomando a lo largo de este año en materia de política social, que ha decir verdad muchos ciudadanos han de haber ofrecido una ofrenda a uno que otro programa social sepultado ya por lo que merecen un altar para recordarlos.
Dicho de otra manera, la necesidad de atender las carencias sociales han pasado del hecho al dicho, ya que los programas nuevos, con sus confusas reglas de aplicación, han causado descontento entre la sociedad al carecer de operatividad funcional… (por eso dicen que más vale malo conocido que bueno por conocer), pero esto no es lo malo, lo malo es no contar con un servicio profesional de servidores públicos que sean eficientes en el quehacer y que tengan conocimientos necesarios para hacer de la administración pública un ente que dé resultados sin tanta ocurrencia como lo hemos venido viviendo.
Esta semana revisamos el caso Bonilla, quién ya tomó protesta como gobernador del Estado de Baja California para un periodo de 5 años, pese las duras críticas por la forma impositiva que lograron dicho periodo, la arbitrariedad en el proceso, y la falta de vergüenza, que con otras palabras le sobra cinismo al burlarse de lo jurídicamente ya establecido. ¿Parece que avanzamos en un retroceso de legalidad? Puede que sí, esperemos que no. Es por eso que en esta columna le dedicamos una calavera literaria, al personaje que se llevó la semana y que asusta más que la calaca.
California asustada estaba,
Cuando la elección pasó,
No sabían que pasaba,
Con el futuro gobernador.
Bonilla, dijo la muerte,
Usted será gobernador,
No se por cuanto periodo,
Depende del Obrador.
Jugaba por 2 añitos,
Como calaca se adelantó,
Pues al congreso de ese Estado,
Sus calzones impuso.
La gente está enojada,
Por los 5 años que estará,
Esperando que pa´la otra,
Morena no gobernará.