Líderes de todo el mundo puestos en jaque ante la amenaza del COVID-19, en muchos casos, han sacado a relucir la falta de preparación de sus equipos de comunicación, y también, los defectos ocultos de sus gobernantes por la sobreexposición permanente.
No saber dimensionar el problema, la falta de empatía, comprensión y capacidad estratégica para lidiar con el problema sanitario, y sus daños colaterales, como el económico, lleva a muchos líderes políticos a comunicar de forma errónea diferentes contenidos: Fuera de tono emocional, vacío de interés o desfasado en el tiempo. Si algo se paga muy caro ante una crisis, es no saber actuar en tiempo y forma.
A continuación, les menciono algunos errores y oportunidades que podrían ayudar a gestionar la incertidumbre de forma más efectiva.
- Priorizar el mensaje y acción: Si la comunicación no se soporta con acciones tangibles, y demostrables para el ciudadano, se cae. Podemos decir muchas medidas a implementar, sin embargo, éstas deben ser lo más cortoplacistas y tangibles posibles para la población más vulnerable. Prioriza el orden de las medidas, a nadie le interesa como salir a medio-largo plazo si no hay nada en su nevera hoy.
- Caer en “sobrepromesas”: Muchos líderes fruto del nerviosismo, y la falta de control ante las cámaras, prometen más allá de lo que pueden cumplir o sin saber si cuentan con los recursos para eso, logísticos o financieros. Prometer financiación es fácil, cumplir con que les llegue a todos es más complicado. Prometer de más se paga y muy caro.
- Anticipar escenarios: La negación del problema no elimina el problema, y la simulación, ¡menos!. Aquellos gobernantes que observan la evolución internacional del problema (impactos, medidas y trascendencia de la enfermedad) y toman medidas contundentes, están un paso por delante. Cualquier acción estratégica tiene algún tipo de costo (material o inmaterial), la inacción cuesta vidas humanas, bajo esa disyuntiva, sobran palabras.
- Dar la cara: En tiempos de crisis, los ciudadanos esperan que sus líderes den la cara y les transmitan certidumbre ante la situación. Dar la cara es importante, no obstante, sobreexponerse, salir constantemente en medios y redes sociales para no aportar contenido de valor acaba quemando sus figuras y devaluando su palabra, además de que aumenta el riesgo de decir cualquier tontería y crear un problema más. Es Importante valorar cuánto salen, qué dicen de valor y para qué salen realmente. Es mejor una única pieza de alto valor con un gran alcance, que muchas con bajo alcance y sin dirección.
- Gestión emocional: Esta crisis conlleva una gran gestión emocional de la situación, la empatía con los ciudadanos que ven frustrados sus empleos, relaciones, empresas, sus vidas y libertades es quizá una de las claves más importantes. Generar contenido que permita crear un mejor ánimo en la sociedad es vital, no obstante, no confundir esto con ocurrencias, que lejos de caer en la gracia, pueden enfadar más a los ciudadanos por la falta de empatía social.
Habrá líderes que caerán ante la gestión de esta crisis, otros que subirán en aprobación y otros que pasarán indiferentes, sin pena ni gloria, quizá estos últimos sean los peores. Lo que sí es indudable es que aires de cambio llegarán tras la pandemia, nuevos liderazgos emergerán y el mundo tal y como lo conocíamos ya quedó atrás.