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hace 4 años,el
La pandemia de coronavirus en México sigue avanzando y ya ha contagiado a más de 45 mil personas mientras el sistema de salud está bajo fuego, entonces surge la pregunta ¿el país estaba preparado para combatir una pandemia?
Global Health Security (GHS) Index realizó en el 2019 el mapa del Índice de Seguridad Sanitaria Mundial, la primera evaluación integral de las capacidades de seguridad sanitaria de 195 países, incluido México.
El índice GHS evaluó la seguridad y las capacidades de salud de las naciones en seis categorías, mismas que dejaban ver si un país tenía la capacidad de respuesta ante una crisis por enfermedad infecciosa, epidemia o pandemia.
Para sorpresa de muchos, México se ubicó dentro de los catalogados como “más preparados” al ocupar el puesto 28 de los 195 evaluados con una calificación de 57.6, sólo 25.9 puntos por debajo de Estados Unidos, que ocupó el primer lugar.
El país gobernado por el presidente Andrés Manuel López Obrador se colocó en el cuarto país mejor preparado de la región de América Latina y el Caribe sólo por debajo de Brasil (22), Argentina (25) y Chile (27).
México obtuvo su mayor índice de puntuación en cuanto a normatividad al obtener 73.9 puntos con respecto a la media de 66, esta categoría considera los acuerdos transfronterizos sobre respuesta a emergencias de salud pública y compromisos internacionales.
Su segunda mejor evaluación fue en su capacidad para detectar el virus al obtener 71.2 puntos sobre una media de 32, en este rango se consideraron sus sistemas de laboratorio, la vigilancia e informes en tiempo real, su fuerza laboral de epidemiología y la integración de datos entre sectores de salud.
La tercera evaluación fue el factor riesgo, en donde el país puntuó 57 sobre una media de 89. En ella se consideró la resistencia social y económica, la adecuación de infraestructura, como los hospitales; y las vulnerabilidades de salud pública, como la esperanza de vida.
La capacidad de respuesta de México ante una emergencia sanitaria fue evaluada con 58.8 sobre una media de 39; dentro de ella se consideró la preparación para emergencias y planificación de respuesta, la vinculación de las autoridades de salud pública y seguridad; la comunicación de riesgos y las restricciones comerciales y de viaje.
En cuanto a la categoría de salud, México fue calificado con un 46.9 sobre 26. En este rango se evaluó la capacidad de salud en clínicas, hospitales y centros de atención comunitaria; el acceso a la asistencia sanitaria; la comunicación con trabajadores de la salud; las prácticas de control de infecciones y disponibilidad de equipos; así como la capacidad para probar y aprobar nuevas contramedidas médicas.
Finalmente, en la categoría para evitar un virus obtuvo 45.5 de una media de 49; en ella se consideró la vigilancia y detección, los sistemas de bioseguridad, tasa de inmunidad y legislación sobre enfermedades zoonóticas (provenientes de animales).
Sin embargo, ¿cómo es que un país que resultó bien evaluado tiene ahora más de cinco mil fallecidos y aún no ve “la luz al final del túnel”?
El negarse al encierro forzoso fue una decisión arriesgada del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a lo largo de la pandemia se ha justificado al argumentar el respeto de los derechos humanos y depositar su confianza en que la gente “se va a portar bien”.
México es actualmente el cuarto país del mundo en muertes de covid-19. En Latinoamérica, sólo Brasil tiene más contagios y muertes registradas.
López Obrador asegura que la epidemia desciende, aunque “muy lentamente”, y presume de que el sistema de salud no ha colapsado. Sin embargo, la secretaría de Salud ha reconocido que la pandemia parece repuntar en algunas regiones y tomará “algunos meses” lograr un control adecuado.
Otras ideas arraigadas en López Obrador han limitado la ayuda gubernamental, como una obsesiva austeridad o su aversión al endeudamiento y los estímulos económicos, que tacha de políticas “neoliberales”.
El paquete fiscal mexicano para afrontar la crisis sanitaria equivale a 1.1% del PIB, el 12 entre 16 países latinoamericanos y menor al promedio del 3.2% que destina cada país de la región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El mandatario anunció como remedios programas de apoyo para ancianos, jóvenes y niños que prometió en campaña, pero alejados de la problemática del confinamiento o de la realidad. A ello se suman los programas de microcréditos para empresarios con montos risibles.
Dicha falta de respuesta proporcional a la crisis explica los sombríos pronósticos para la economía mexicana, que caería en promedio 9% este 2020 según analistas, además de que el desempleo cada mes tiene una mayor alza.
Otro de los problemas con las pruebas para detectar el virus, pues México es el país de Latinoamérica que menos test hace por cada mil habitantes, según datos de la Universidad de Oxford.
Finalmente, también están las actitudes que han tomado las principales caras de la pandemia, pues mientras el titular de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer, está prácticamente desaparecido de la escena de acción, Hugo López Gatell ha comenzado a desenfocarse de la problemática para arremeter contra los medios de comunicación que lo cuestionan ante las cifras que parecen no dejar de subir, acusándolos de sólo propagar la infodemia.
Asimismo el presidente AMLO, quien el primer día de la “nueva normalidad” salió de la Ciudad de México para dar banderazos a obras prometidas en campaña y que se ha rehusado a usar cubrebocas alegando que el portar una mascarilla no cambiará en nada la situación que los mexicanos afrontan.