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hace 4 años,el
Facundo Gómez Brueda, actor y productor, abrió el debate público, tras cuestionar las condiciones medioambientales por las que se rige el actual Gobierno Federal. El Tren Maya, se presenta como el magno y más importante proyecto de la Cuarta Transformación, pero, entre diversos actores sociales es también motivo de reproche por la inviabilidad económica, los abusos gubernamentales contra los pueblos indígenas, los daños medioambientales irreversibles y un sin fin de problemas.
Por ello, nos dimos a la tarea de analizar a detalle el Anexo Técnico del Tren Maya publicado por el Gobierno de la República, la Ficha Técnica del Tren Maya presentada por la Comisión de asuntos de la Frontera Sur de la Cámara de Diputados, Territorios Indígenas en el Tren Maya autoría del CONACyT y ¿Qué es el Tren Maya? de la página oficial del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Todos los documentos llegan a las mismas conclusiones, excepto, dos, el del Gobierno de la República y el del Presidente de México. A continuación presentamos algunos, de los muchos, puntos bajo los cuales se está orquestando un proyecto sin pies ni cabeza a todas luces:
La Ficha Técnica de la Cámara de Diputados alerta sobre las deficiencias. Primero, son 1460 km de tren, de los cuales el gobierno es dueño del 95%, pero de ese porcentaje, el 52% (722.8 km) están ocupados por comunidades, ejidales o zonas agropecuarias, lo cual significa pasar sobre ellas o desplazarlas.
Segundo, el proyecto prevé un corredor ecológico para amortiguar los efectos de impacto medioambiental, pero en ninguna de las fases de ejecución del proyecto se señala ¿cuándo se hará? es decir, no sabemos ni siquiera si se hará.
Tercero, para el Paquete de Egresos de la Federación, la Secretaría de Hacienda estimó una inversión inicial de 124.6 millones de pesos, tres meses después de aprobado el presupuesto, modificó la cifra por 972 millones de pesos. Hacienda, hasta hoy 11 de junio de 2020, sigue sin explicar ¿por qué?
Cuarto, desconocemos de la rentabilidad del proyecto a largo plazo, porque no hay estudio de mercado ni financiero, incluso, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, no puede realizar un trabajo de protección arqueológica, porque no hay estudio de impacto medioambiental, que por cierto, tarda 3 años de elaboración, sin embargo, ya se le dio banderazo de salida al proyecto.
Quinto, la reserva de la biosfera de Calakmul, Balam-Ku y Balam-Kin, son las zonas con mayor concentración de biodiversidad del sur del país, y el proyecto, aunque explícitamente no lo dice, sabemos que implica una tala excesiva, deforestación de la zona, desplazamiento y extinción de especies endémicas, pero el proyecto ya arrancó.
El CONACyT señala en el documento Territorios Indígenas en el Tren Maya, que en la zona existen 192 comunidades y pueblos indígenas (143,866 indígenas) a los cuales no se les ha consultado si están de acuerdo con la construcción del tren. Por otro lado, afirman que en caso de consumarse el “desarrollo económico”, esto provocaría nuevos asentamientos humanos y el gobierno no explica cómo mitigaría el impacto cultural, para preservar las costumbres y tradiciones de la región.
Cínicamente, Andrés Manuel pidió permiso a la madre tierra para construir el tren, está no le contesto; El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) dijo: “si la madre tierra contestara le diría que no y que le quite el nombre de nuestros antecesores, porque de Maya no tiene nada”.
En 1975 se publicó la Lista de Patrimonios Mundiales de la UNESCO, son 33 sitios con un legado natural y cultural, imprescindible, de los cuales, 6 están en México, específicamente donde cruzará el Tren Maya.
En México la eco-discriminación se perpetra desde el Estado o con autorización y colaboración del Estado. Se legitiman ecocidios con criterios étnico-raciales, culturales y económicos. La pregunta sigue en el aire ¿que se siente darle en la madre a la biodiversidad, los pueblos indígenas y la cultura mexicana?
Con todas sus letras, el Tren Maya se tiene que echar para atrás.
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